La separación de sexo y género es crucial para entender la ideología de género que permea la vida social, política y cultural. Este concepto, derivado del marxismo del siglo XIX y la revolución sexual de 1968.

El texto analiza la Conferencia Mundial de la Mujer de Pekín en 1995 como un momento clave para el feminismo, destacando la división entre los países del Norte (ricos) y del Sur (pobres). Mientras el Sur se enfocaba en el desarrollo y la pobreza, el Norte, liderado por la delegación europea con la española Cristina Alberdi como portavoz, impulsó una agenda centrada en la "salud y derechos reproductivos" y una noción radical de "género".