Miklos Lukacs: claves filosóficas de la esencia de lo humano hoy

Es imposible valorar y defender quienes somos sin saber qué somos.

Podemos estar de acuerdo, al menos, en que todos compartimos una naturaleza, un modo de ser y actuar que nos hace humanos y que nos distingue de las demás especies. De la mano de Miklos Lukacs, en su obra “Neo entes”, vamos a desarrollar las ideas básicas sobre este tema.

La naturaleza humana

Lukacs entiende por naturaleza humana todos aquellos hábitos (capacidad de razonamiento, pensamiento abstracto, uso del lenguaje, expresión de emociones y comportamientos), así como todas las características genéticas, anatómicas, fisiológicas y psicológicas que son propias de nuestra especie.

La condición humana

Si la naturaleza humana se asocia genéricamente a la condición biológica, la condición humana hace referencia a la experiencia de vivir como ser humano desde el nacimiento hasta la muerte y más allá.

Nuestra experiencia vital trasciende el ciclo de la vida, somos la única especie consciente de su propia existencia y finitud. Somos la única especie que puede compartir ideas, desarrollar capacidades estéticas y expresarlas mediante el arte, la música y la literatura. También podemos registrar nuestra historia e imaginar el futuro. Por tanto, la identidad del ser humano se fundamenta sobre su naturaleza y condición. De manera más detallada podemos distinguir otras categorías que nos descubren como homo sapiens, pero sin dejar de reconocer nuestra realidad sexual como hombre y mujer.

Dignidad y libertad

¿Qué más categorías nos descubren como seres humanos? Por ejemplo, la dignidad y la libertad: son valores constitutivos de la persona. Nuestra dignidad no nos la da nadie ni depende de nadie. Por ello, no podemos ser tratados como cosas, como medios para un fin, porque somos un fin mismo: el ser humano no “sirve para”, sino que “es” y vive para un fin, y este sentido del para qué de nuestra existencia está unido irremediablemente a nuestra libertad.

Algo que parece obvio para la mayoría de nosotros no lo ha sido siempre (la esclavitud es un buen ejemplo de ello) y en la práctica no parece que sea tan obvio. Pero, realmente, ¿qué somos? ¿Somos una especie diferente a las demás especies o somos una misma especie más evolucionada? ¿Somos, simplemente, individuos de una especie que nacen, se desarrollan y mueren? ¿Tenemos sentido de nuestra trascendencia? ¿Hay algo en nosotros inmaterial que seguirá existiendo cuando muramos?

Las respuestas a estas cuestiones han sido diversas a lo largo de la historia, pero no cabe duda de que de su respuesta depende nuestro sentido de la vida, el porqué y para qué existimos.

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